El pasadizo de Alfambra
Alfonso II el Casto conquista Alfambra en el año 1169 y posteriormente la cede a la Orden de Monte Gaudio para pasar mas adelante a ser encomienda de la Orden del Temple.
Al parecer, los árabes, constructores del castillo que ocupaba toda la cumbre, la cisterna abovedada y un muro que hoy se muestra peligrosamente inclinado, descubrieron la cueva. Entonces decidieron seguir perforando una galería (el pasadizo subterráneo), que les llevara lejos del castillo. Se toparon con una bóveda de la que manaba agua. Continuaron trabajando hasta enlazar el corredor con el dolmen del cerro de la ermita de San Juan.
Manuel Pascual concluye: "Como guardián de la entrada, a la gruta del espacio sagrado vivió el músico del sultán. Los últimos años de su vida los dedico a componer un acorde musical con vista a mantener una cierta forma vibratoria, o sea, una proyección dirigida hacia el futuro con objeto de convertirse en observador de la mutación.
Allí se conservó incorrupto su cuerpo físico, después de su muerte".
La leyenda, como es habitual, anda con fundida con la historia, con la ayuda de la imaginación de las gentes.
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